i

miércoles, 20 de noviembre de 2013

UNO DE HADAS

camiseta hadas diyAdalina no era un hada normal. Nadie sabía por qué, pero no tenía alas. Y eso que era la princesa, hija de la Gran Reina de las Hadas. Como era tan pequeña como una flor, todo eran problemas y dificultades. No sólo no podía volar, sino que apenas tenía poderes mágicos, pues la magia de las hadas se esconde en sus delicadas alas de cristal. Así que desde muy pequeña dependió de la ayuda de los demás para muchísimas cosas. Adalina creció dando las gracias, sonriendo y haciendo amigos, de forma que todos los animalillos del bosque estaban encantados de ayudarla.
Pero cuando cumplió la edad en que debía convertirse en reina, muchas hadas dudaron que pudiera ser una buena reina con tal discapacidad. Tanto protestaron y discutieron, que Adalina tuvo que aceptar someterse a una prueba en la que tendría que demostrar a todos las maravillas que podía hacer.
camiseta hada
La pequeña hada se entristeció muchísimo. ¿Qué podría hacer, si apenas era mágica y ni siquiera podía llegar muy lejos con sus cortas piernitas? Pero mientras Adalina trataba de imaginar algo que pudiera sorprender al resto de las hadas, sentada sobre una piedra junto al río, la noticia se extendió entre sus amigos los animales del bosque. Y al poco, cientos de animalillos estaban junto a ella, dispuestos a ayudarla en lo que necesitara.
- Muchas gracias, amiguitos. Me siento mucho mejor con todos vosotros a mi lado- dijo con la más dulce de sus sonrisas- pero no sé si podréis ayudarme.
- ¡Claro que sí! - respondió la ardilla- Dinos, ¿qué harías para sorprender a esas hadas tontorronas?
camiseta hada DIY- Ufff.... si pudiera, me encantaría atrapar el primer rayo de sol, antes de que tocara la tierra, y guardarlo en una gota de rocío, para que cuando hiciera falta, sirviera de linterna a todos los habitantes del bosque. O... también me encantaría pintar en el cielo un arco iris durante la noche, bajo la pálida luz de la luna, para que los seres nocturnos pudieran contemplar su belleza... Pero como no tengo magia ni alas donde guardarla...
- ¡Pues la tendrás guardada en otro sitio! ¡Mira! -gritó ilusionada una vieja tortuga que volaba por los aires dejando un rastro de color verde a su paso.

camiseta hadas diyEra verdad. Al hablar Adalina de sus deseos más profundos, una ola de magia había invadido a sus amiguitos, que salieron volando por los aires para crear el mágico arco iris, y para atrapar no uno, sino cientos de rayos de sol en finas gotas de agua que llenaron el cielo de diminutas y brillantes lamparitas. Durante todo el día y la noche pudieron verse en el cielo ardillas, ratones, ranas, pájaros y pececillos, llenándolo todo de luz y color, en un espectáculo jamás visto que hizo las delicias de todos los habitantes del bosque.
Adalina fue aclamada como Reina de las Hadas, a pesar de que ni siquiera ella sabía aún de dónde había surgido una magia tan poderosa. Y no fue hasta algún tiempo después que la joven reina comprendió que ella misma era la primera de las Grandes Hadas, aquellas cuya magia no estaba guardada en sí mismas, sino entre todos sus verdaderos amigos.


camiseta hadas diy
 Camisetas de niña By S


 MATERIALES:

- Camisetas básicas de colores
- Tela Hadas Michael Miller
- Fliselina doble cara para pegar las telas a la camiseta 
- Tachuelas pequeñas
- Cinta de terciopelo
- Botones y flor de resima para decorar













martes, 5 de noviembre de 2013

LAS COSAS QUE REALMENTE IMPORTAN...POR ISABEL PÉREZ BURRULL


Hay cosas de las que uno nunca se olvida. Y otras, como los olores, que permanecen somnolientos en la memoria, y duermen hasta el momento en el que vuelves a percibirlos. Chile huele a leña en invierno. Y a cilantro el resto del año. Londres siempre me recordaba al olor del zumo de manzana. Nada es igual cuando un buen amigo te despide con un "hasta que nos volvamos a oler". Las cosas que realmente importan, en ocasiones, se ven mermadas por grandes objetivos. Por deseos del futuro y nostalgias del ayer. Éstas últimas, en definitiva y por lógica, cada día que pasa, están más lejos. He jugado a terapias en bicicleta, a fotografiar los muros de Santiago de Chile a través de sus palabras, a elegir una de decenas de cervezas diferentes (bendita herencia alemana en este recóndito lugar del mundo), a buscar en el transcurso de una conversación, torpe y acelerada, sinónimos al verbo coger. Y todo me lleva siempre a lo mismo: Santiago no huele a mar. Por eso me gusta asomarme al Pacífico de vez en cuando. Dos horas por la Panamericana y sus peajes son un chiste cuando el océano se hace tan grande y gris ante mis ojos. Es entonces cuando hago las paces con este país. Ya no me siento fuera de lugar. Llegué hace más de un año y las pequeñas cosas han construido colores y olores que me hacen entornar un poco los ojos y sonreír disimuladamente. Las eses y las zetas ya no son un desafío mientras que aprendí que retar era reñir y los tacos son tacones y garabatos. Ya coloco el po tras una frase que pretendo enfatizar, disfruto los días después de una tormenta, encontrándome la cordillera allá donde mire y el nudo se aprieta en mi garganta cuando pienso en ese momento en el que por fin me encuentre viendo el Cantábrico a través de una galería verde. Creo que uno nunca ha de pasar ajeno ante algo que te sorprenda, e incluso, debe ponerse de puntillas para ver si se acerca. Siempre atenta, a un nuevo olor, una buena conversación, un desconocido por conocer. Pero sin perder de vista los besos de buenos días a los que ya hace años me acostumbré y una canción de Extremoduro mientras pedaleo. Eso es lo que realmente importa y hace más pequeña la distancia que hay entre los dos hemisferios, donde día a día, trato de tener un pie en cada uno de ellos, para no olvidar, pero también, para no perder detalle de las nuevas pequeñas cosas.

ISABEL PÉREZ BURRULL 

viernes, 1 de noviembre de 2013

A Anita



Viernes de asueto. Para ti también, enana, que no tienes cole hoy y es el cumpleaños de tu  madre y tu padre va a llevarle flores a gente de tu familia que ya no está y por eso falta un ratito por la mañana.
Esta tarde, después de echar la siesta con la tripa llena -hoy toca comer arepas por ser día especial- irás con toda tu familia a merendar chocolate con churros. ¡Qué suerte!. En tu mente de esponjita absorbes todos los momentos felices que te proporcionan alrededor y vas haciéndote cada día un poco más 
grande empapada de esa armonía que crean para ti y que tú devuelves.

Dentro de un tiempo, los recuerdos de estos años serán muy vagos y no me refiero a que remoloneen como cuando te da mucha pereza levantarte de la cama, sino a que la memoria, que es como una cajita dentro de tu cabeza, sólo puede guardar los momentos más importantes, imagínate, no hay espacio en ella para meter todo lo que te pasa...cuando eso suceda, estoy segura que lo que salga al rebuscar te reconfortará y puede que estas líneas te ayuden a recordar que tu padre probó a cocinar arepas por primera vez para vosotras y que hablaste con la amiga de tu madre y le contaste algo sobre una legumbre    - quizá porque las habías comido o te habían contado el cuento de las habichuelas mágicas o puede que fuera otra cosa - y que estuvistéis todos juntos después  - los abuelos, los tíos y los primos- celebrando que tu mamá cumplía 34 años.

¿Tú sabes quienes son los esquimales? son unas  personas que viven en sitios muy fríos y por eso van muy abrigados y construyen casitas de hielo para refugiarse y se desplazan en trineos tirados por perros. Una vez leí que le daban mucha importancia al afecto y por eso tenían en su lengua términos que expresaban el cariño, sobretodo hacia los niños. 
Acuérdate Anita de aqaq, es una palabra que los esquimales utilizan cuando alguien le comunica ternura a otra persona; piensa en tu caja de la memoria repleta de momentos en los que te dieron mucho aqaq y reparte todo el que puedas. ¿Lo harás?